IV Congreso Iberoamericano sobre el síndrome de Down

Salamanca (España) 16, 17 y 18 de Marzo de 2016

Gerardo Echeita Sarrionandia

Participación

Una pedagogía inclusiva en las aulas para una educación más inclusiva

Reflexión personal

De camino hacia mi Universidad, el cercanías con el que llego hasta allí, caminando por el campus, o por los pasillos de la Facultad de Formación de Profesorado y Educación o en alguna de sus cafeterías, me encuentro regularmente con jóvenes con Sindrome de Down que quiero pensar que "pasan desapercibidos" entre otros jóvenes como ellos, diversos como ellos en muchas cualidades personales y seguramente con muy parecidas expectativas, gustos y necesidades. También he tenido la oportunidad de trabajar con ellos, pues algunos de estos jóvenes han hecho parte de sus prácticas laborales (en el contexto del Programa Promentor que promueve PRODIS), en la secretaria de mi departamento, en calidad de auxiliar para la gestión. Hace una año aproximadamente tuvo la oportunidad de compartir mesa de análisis y debate en un Seminario Internacional en Bruselas sobre "educación inclusiva", con uno de los más mediaticos de estos jóvenes con SD y puede decir que, una vez más, el impacto de sus reflexiones y análisis fueron pertinentes y relevantes. Luego ambos tuvimos que vérnoslas con el intricado proceso de manejarnos eficientemente por el aeropuerto internacional de la capital de Europa. Y, finalmente, me viene a la cabeza la interpelación directa, clara y emotiva de una joven al anterior presidente del gobiernos en el contexto del programa "Tengo una pregunta para Vd." Si unos años atrás alguien me hubiera hablado de este panorama, como mínimo creo que me hubiera mostrado incrédulo. Pero ahí está, y mejorando cada día, por lo que no puedo sino asentir con el profesor Rojas Marcos, cuando dice que cuando le preguntan por el futuro miro al pasado y creo que aquel será mejor. Pero ello no quiere decir que siempre, para todos y en todos los ámbitos sea mejor. De hecho habremos de estar muy vigilantes ante una posible situación de complacencia con el proceso de mejora y muy exigentes para que no sea selectivo y nuevamente discriminatorio. Estoy pensando, por ejemplo, en los niños, jóvenes o adultos que viven en zonas rurales, o de difícil acceso o en aquellos que precisan de un apoyo generalizado y extenso para el desarrollo de una vida de calidad. Sin duda ese "futuro mejor" pasa por una "escuela extraordinaria" como le gusta decir al profesor Roger Slee, esto es, una escuela muy distinta a la que ahora tenemos (parcializada entre ordinaria y especial). Y para ello es urgente acometer con coraje y mucha voluntad política una serie de cambios sistémicos en nuestro sistema educativo que no serán ni fáciles de consensuar ni de promover y sostener en el tiempo. De ahí que el subitutolo de mi intervención venga entre interrogantes: porque el futuro no está escrito y puede ser prometedor o frustrante.