IV Congreso Iberoamericano sobre el síndrome de Down

Salamanca (España) 16, 17 y 18 de Marzo de 2016

Sinergias entre servicios para la transición escuela empleo

Presentado por
Francisco de Borja Jordán de Urríes Vega

Autores

  • Francisco de Borja Jordán de urríes Vega  (INICO. Universidad de Salamanca)

Resumen
La transición es una etapa de la vida que afecta a toda persona. El resultado de la transición desde la adolescencia es la emergencia de un adulto que va tomando responsabilidades crecientes sobre sus actos y los resultados de los mismos, que se mueve hacia una independencia cada vez mayor de sus padres y su familia en lo que se refiere a la toma de decisiones, y que está destinado a tomar su lugar en la sociedad como miembro activo de varios subgrupos dentro de su ambiente. Esta etapa es crucial, de reorientación, en la que se sientan las bases de cómo la persona va a desenvolverse en diferentes ámbitos vitales como el empleo, ocio, formación continua, cuidado personal, interacción social y participación en la comunidad. La transición de jóvenes con discapacidad a la vida adulta y al mundo del trabajo es objeto de gran interés desde hace décadas, sin embargo, la generalización de programas y prácticas positivas para favorecer ese proceso es muy escasa e inexistente en muchos lugares. Por ello, es relevante promover e incentivar prácticas innovadoras que sean de fácil generalización, y que materialicen modelos centrados en la persona y su calidad de vida. El proceso de transición debe culminar en la obtención no solo de un empleo útil y una actividad digna y remunerada, sino también en el máximo nivel de autonomía personal y autodeterminación, y acceso al rango de adulto en sus diversos roles. Debe por ello, conducir al desarrollo y mantenimiento de relaciones interpersonales y sociales, así como a la participación en la vida comunitaria y en actividades de tiempo libre, sin olvidar el bienestar emocional de la persona y la definición de su convivencia y el rol familiar futuro. Si hablamos de personas con limitaciones cognitivas, como ocurre con las personas con Síndrome de Down, hay que basar el proceso en los paradigmas actuales de apoyo y calidad de vida desde un modelo ecológico-contextual, que enfatiza los aspectos ambientales como variable clave para la mejora de la vida. En este sentido, la Planificación Centrada en la Persona resulta una estrategia clave para desarrollar los programas individuales de transición necesarios de planificar e implementar a partir de los dos últimos años de la educación secundaria. La Agencia Europea para el Desarrollo de la Educación del Alumnado con Necesidades Educativas Especiales (EADSN, European Agency for Development in Special Needs Education) pone de manifiesto que todo proceso de transición a la vida adulta responde a una planificación explícita, pero en el caso de las personas con discapacidad, y tanto más cuanto más severas sean éstas, es necesario una planificación detallada, pues sólo a través de una programación coordinada y continuada es posible que los estudiantes con limitaciones importantes puedan integrarse en el mercado laboral y en la sociedad. La EADSN destaca entre otros aspectos clave la participación activa del joven y el respeto de sus opciones personales trabajando conjuntamente con su familia y los profesionales para elaborar un programa individual, la cooperación directa de todas las partes involucradas, y de manera especial entre los centros escolares y el mercado laboral para que los jóvenes experimenten condiciones laborales reales.