El uso de la tecnología en personas con síndrome de Down y otras discapacidades, ¿hacia la inclusión digital?
Presentado por
Mª Luisa Berdud Murillo
Autores
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Mª Luisa Berdud Murillo
(Down Madrid)
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Ana Berátegui Pedro-Viejo
(Universidad Pontificia de Comillas)
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Jorge González Julián
(Down Madrid)
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Noemí García Sanjuan
(Universidad Pontificia de Comillas)
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Irene Pérez López
(Down Madrid)
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Lucía de las Casas Arnáiz
(Down Madrid)
Resumen
En la actualidad, el dominio de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) es una exigencia de la sociedad en que vivimos. Si queremos evitar quedar relegados a un segundo plano en la Sociedad de la Información, debemos aprender a utilizarlas: incluidas aquellas personas que tienen mayores dificultades para aprender, como las personas con discapacidad intelectual.
La Fundación Síndrome de Down de Madrid y la Catedra de Familia y Discapacidad de la UPC hemos realizado un estudio destinado a conocer el grado de utilización de las TIC (mensajería instantánea, redes sociales, equipos informáticos… tanto las herramientas mismas, como los programas y aplicaciones) por parte de las personas con síndrome de Down y/o discapacidad intelectual.
La muestra se compone de 100 sujetos procedentes de programas formativos de las instituciones implicadas (42 con síndrome de Down y 58 con otras discapacidades intelectuales) de entre 17 y 39 años. La metodología para la realización del estudio ha consistido en la elaboración de un cuestionario tipo con los elementos a valorar y la administración individual del mismo por parte de un profesional de las entidades; la administración del cuestionario incluye la verificación práctica de la respuesta del usuario por parte del profesional y todo el proceso ha sido llevado a cabo con el consentimiento informado de los participantes o sus tutores.
El estudio pretende obtener datos relevantes sobre los hábitos y la incidencia de las tecnologías y las potencialidades que ofrecen para la integración social en relación con el grado de autonomía, formación, actividad profesional (si la hay) e integración laboral de los sujetos, además del impacto de variables como el sexo o la edad.
Por último, el estudio contribuye a mejorar la intervención de las familias, profesionales, administración y sociedad en general para minimizar el riesgo de exclusión digital.